miércoles, 12 de septiembre de 2012

Cuadernos vietnamitas: Diez consejos para cruzar la calle en Ho Chi Minh

Sigamos con el tópico: las motocicletas. Con el panorama descrito hace unos días -motos cargando cajas de cervezas y motociclistas leyendo anuncios de publicidad con la cabeza a 180 grados de la dirección de la calzada- imaginarán que cruzar una calle en Ho Chi Minh es un acto propio de un descerebrado. ¿Pasos de peatones? ¿Semáforos? Por supuesto que los hay, pero nadie les hace el mínimo caso y ni moteros ni conductores de automóviles le ceden el  paso a un peatón jamás. Creo que por decreto ley. Así que a los transeúntes no nos queda otra que lanzarnos en acto suicida a la carretera e intentar cruzar cual erizo en el autopista para llegar de una acera a otra. 

Aquí tienen un vídeo que grabamos el otro día en el distrito 3 de la ciudad, ni el más concurrido ni el más tranquilo. Quizá no es el mejor que pueda mostrarse sobre este asunto -ha habido veces que las hemos pasado realmente canutas- pero es bastante gráfico.



De todos modos, hay algunas reglas básicas que te permiten cruzar la calle y no morir en el intento. Aquí mis diez consejos claves:

lunes, 10 de septiembre de 2012

Cuadernos vietnamitas: Motocicletas y noodles

Apenas dos días en la ciudad de Ho Chi Minh (HCM) y mantengo el tópico cansino de guías y bitácoras de viaje: en Saigón se estilan los noodles en cada esquina (literal, aguarden unas líneas a que les pase la fotografía) y las motocicletas. Muchísimas. La población urbana supera con creces los siete millones de habitantes -sube a los nueve si incluimos las zonas periféricas- y las motocicletas suman ya más de 3,5 millones. Hasta Piaggio se ha instalado aquí, lleva años, y las Vespas, antiguas y nuevas, son frecuentes en las calles. Y si no, vean el breve video de hace unos días cuando un semáforo cualquiera de la ciudad se puso en verde:


No diría que el tráfico es caótico. Tras un año y medio sobreviviendo en el Distrito Federal pocas cosas resultan caóticas, bulliciosas y contaminadas, que es como vienen describiendo a HCM la mayoría de viajeros que pasan por aquí. El tráfico es abundante, eso sí. Durante las primeras horas en la ciudad, apabulla y las motocicletas resultan de lo más temible. 

jueves, 5 de julio de 2012

El pariente de Cortés


Sucedió hace un par de noches en un garito -antros los llaman aquí- de la colonia Roma, en la Ciudad de México. El lugar, un bar musical con aspiraciones de club berlinés, estaba repleto de tipos y tipas flacos, flaquísimos, con el pelo corto a la altura de la nuca y el flequillo cayéndoles a un lado. La mayoría con pantalones vaquero tipo pitillo, mocasines y gafas de pasta tipo años cincuenta. Ideales y superchingones; pero idénticos. Híbridos total.  

En la mitad de una de las barras del local había un fulano que me resultó familiar. Pantalón beige y camisa blanca -mangas a medio antebrazo- recién planchada. Se acodaba en el mostrador y miraba al frente, hacia la la pista, pero sin mirar nada en realidad. Pelo negro, bajito y moreno. Chuleta. Español de infantería, me dije. Y sí. En efecto, lo era. 

miércoles, 20 de junio de 2012

Al final, más de lo mismo. Balance de un G20 (otro más) vacío.

Al final, como siempre, sólo quedará la foto. Los líderes del G20 hicieron público hace unos instantes su comunicado final. Un extenso documento de más de 80 puntos y 14 páginas, cuatro de las cuales dedicadas a la agricultura y al desarrollo. Un cambio significativo respecto al documento emitido por el Grupo en Cannes, al término de la última cumbre, en el que de 33 páginas, solamente media daba cuenta de estos dos temas.
Sin embargo, más de lo mismo. Un documento repleto de buenos propósitos, enunciados amables y excelentes intenciones pero carente de planes concretos para lograr todo ello y, por lo tanto, carente también de toda voluntad política. Los líderes del G20 siguen sin comprometerse con el desarrollo y la ayuda a los más desfavorecidos.
“Hay muchísimas recomendaciones; pero no hay compromisos”, señala Fernanda López Portillo, responsable de Incidencia de World Vision en México. “Mientras sí se han adoptado objetivos concretos para temas financieros, no hay ninguna referencia a la volatilidad de los precios de los alimentos ni a los subsidios para los agrocombustibles”, agregó.

viernes, 24 de febrero de 2012

El cañaveral de la revolución perdida


Cuentan que en Chichigalpa muere un hombre cada semana. Cuentan que todos trabajan en el cañaveral del Ingenio San Antonio. Y cuentan también que se vienen muriendo desde hace años, “tantos que ni sabemos, pues nacimos y la plantación ya estaba ahí, rodeando todos nuestros pueblos”, dice Doña Francisca, una mujer morena y guapa. Natural de Posoltega, en Nicaragua, y cuyo marido está convaleciente después de años cortando caña de azúcar.

Cuentan que cuando es la época de quema, una pátina de tristeza gris no les deja verse las caras, los niños caen enfermos de los bronquios y el agua adquiere el sabor de las semillas del limón verde. Cuentan que no es sólo eso, que “son también los insecticidas contaminándolo todo”, apunta Francisca. “Son los insecticidas”, repite. “Y el calor, y el humo, y el polvo y que llevan trabajando desde niños”, añade. “Y la necesidad, chavalo lindo, la necesidad”.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Sobre cambio climático, tipejos poderosos y desplazados en África


Se celebra estos días en Durban (Sudáfrica) la COP17, la conferencia anual sobre cambio climático. Si la pasada, la COP16 en México, tuvo como mayor logro la creación del Fondo Verde del Clima para financiar la adaptación al calentamiento global, tras esta edición se debería contar con recursos económicos para ponerlo de una vez en marcha. A pesar de que en la COP 16 los países más poderosos –y también los que más contaminantes- prometieron 30.000 millones de dólares con la aspiración de llegar a los 100.000 en 2020, sigue sin verse una moneda.



“No hay dinero, no hay de donde” dicen los gobiernos que se comprometieron. “Ya saben, la crisis mundial y todo eso”, aducen. Ante la negativa, la sociedad civil apuesta por dos nuevas y factibles fuentes de financiación: un impuesto a las transacciones financieras y una tasa al transporte marítimo y aéreo. Además, exigen, exigimos (una vez más), que las naciones poderosas cumplan sus promesas.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Te hablo desde la prisión

Hace tiempo hice algunos reportajes sobre prisiones y me sorprendieron no pocas cosas: un guripa distribuyendo heroína en las celdas, presas cuyas cabezas tenían un precio que se quedaban en estado sólo para pasar a mejor vida en los módulos especiales para embarazadas y reclusos con verdaderos problemas metales que estaban allí porque no hay hospitales psiquiátricos penitenciarios suficientes en mi país. También leí historias entrañables, como la del boxeador que hacía pesas con palos de escoba y garrafas de lejía y saltaba a la comba con las sábanas enrolladas de su catre. Aquel que iba esposado a las peleas. Benito Eufemia, ya les conté una vez aquí y les dije que tenía nombre de personaje de novela. De novela de Marsé.  

Pero hace unas semanas la historia que escuché en la W Radio supera con creces a las que les indicaba en esta líneas. Los responsables de la prisión de Hermosillo, en el estado fronterizo de Sonora, habían puesto fin a la rifa de una celda de lujo. Me explico. La (diminuta) estancia en cuestión contaba con pantalla plana y conexión satélite, cocina con nevera, baño privado, calefacción, acabados en madera, piso de azulejo y su exterior simulaba una vivienda al uso. Las papeletas del sorteo costaban 200 pesos (unos 12 euros) y el fulano que lo organizaba tenía dos celdas más listas para el mejor postor... o el más afortunado. 




"En los últimos seis meses hemos tenido que derivar de varios centros a 100 reclusos y destruido 200 estructuras que no formaban parte originalmente de las prisiones", decía el director general del Sistema Penitenciario de Sonora, Ricardo Ornelas. La corrupción y permisividad de los funcionarios de prisiones se refleja en este caso. O en el que se dió en el estado de Chihuahua, donde en una de sus cárceles encontraron instalado un bar de copas con botellas de vodka y tequila a decenas. No obstante, no es de extrañar, pues en muchas prisiones latinoamericanas la superpoblación hace que las galerías devengan en pequeñas ciudades donde en cada esquina hay un bar, un puesto de tacos, otro de fríjoles y hasta quien te remienda los zapatos tiene un chiringuito. Hay que buscarse la vida. Lo curioso del caso de Chihuahua es que junto a las botellas también encontraron dos enormes mesas de billar.

Hay más: la piscina montable que contraron en otra prisión de Sinaloa.

Manejando los hilos desde dentro
Santa Fe es una  de las zonas más exclusivas del Distrito Federal: edificios altos, automóviles caros y mujeres maduras que parecen sacadas de un anuncio de L' Oréal. Todo en su sitio. Al menos hasta la semana pasada cuando hallaron el cadáver decapitado de un hombre de unos 30 años, descalzo y desnudo de cintura para arriba. Sin ningún otra señal de agresión salvo la evidente. Junto al cuerpo había una nota atribuida a Óscar Osvaldo García, alias "La mano con ojos", el capo de una organización que movía, mueve, cocaína en parte del D.F. y varias ciudades colindantes.

Hasta ahí, todo más o menos normal dado el rumbo que está tomando este país desde hace algunos años. Pero es que García fue detenido antes del homicidio. Según la Procuradoría, el narco dejó ordenados seis asesinatos si lo agarraba la Federal, el de Santa Fe fue el primero. Antes de prometerles que la siguiente entrada nada va a tener que ver con la violencia y el narco, les dejo con el vídeo de la confesión de García. Si quieren, pueden ir directamente al minuto 7.53 donde le cuenta al procurador (fiscal) Alfredo Castillo que cada vez que salía en la tele, le mentaba la madre y que tenía pensado matarlo. Si continúan escucharan como mató y decapitó con cuchillos y sierras a unas 300 personas cuando, tras militar en Infantería Marina, decidió meterse con el narco. No hay desperdicio.

Imágenes: Excélsior