Reportaje de los de ahora en uno de los dominicales a los que soy asiduo: Bisbal y su novia, juntos en Sierra Leona -ahí queda eso- para conocer el excelente trabajo de reinserción, educación y alfabetización que realiza en Madina (al norte del país, justo en la frontera con Guinea Conakry) el misionero javeriano Chema Caballero, 45 tacos, 15 en el terreno, extremeño, amable, inteligente y con un peculiar estilo en la vestimenta: pantalones repletos de colorines, camisetas y llamativas pulseras y vistosos collares por doquier.
El sabor es agridulce. Por un lado, reencuentro en las fotografías caras de viejos conocidos. Abu y Gbessie dos ex niños soldado que nos guiaron -al redactor y a mí- en las tres semanas que estuvimos trabajando en el país. Poco tiempo, casi nada, para lo que da de sí ese lugar. Dos chavales que fueron nuestros ojos y nuestra sombra. Recuerdo una noche a altas horas de la madrugada en un antro infame de Freetown, Paddy's -un enorme bar a pie de playa en el que se dan cita traficantes de marihuana, prostitutas (casi todas menores) y fauna varia: periodistas, voluntarios, etc.- , mamado de cerveza Star hasta las cejas junto al responsable de Cruz Roja en la ciudad. Miré hacia un lado y encontre a unos veinte metros de mí, agazapado entre la muchedumbre a Abu mirándome. Ojos abiertos como platos. Alerta. Vigilando, vigilándome, para que llegara esa noche sano y salvo a casa.
Por otro lado, veo a Bisbal, vestido de maniquí de Zara, e imagino a su novia, Elena Tablada, que no sale en las fotos; pero sí en el texto. "Esto me ha cambiado la vida. Conocía América Latina; pero esto... esto es otra cosa", dice la pájara. O algo por el estilo.
El texto no es del todo malo; pero, claro, con las impresiones de Bisbal y su prójima de por medio hay cosas que a la periodista se le quedan en el tintero. Me falta, pues, el terrible problema de las niñas que fueron secuestradas por el RUF. Se desconoce cuántas, ya que callaron avergonzadas tras el fin del conflicto. Avergonzadas por haber sido violadas y por tener un hijo de esa violación. Tan avergonzadas que prefirieron callar para no ser llevadas otra vez con sus familias por gente como los javerianos. Mujeres jóvenes, solas y perdidas en un país cada vez más islámico y siempre machista.
Me falta el terrible problema de la prostitución de menores en Freetown. En patéticos burdeles como Paddy's o Atlantic, donde todas dicen tener 21 y casi ninguna supera los 18. Crías amables y alegres, a pesar de su desesperación. Crías, al fin y al cabo. Un problema que no hace más que acrecentar el de un sida galopante.
Me falta la corrupción gubernamenteal que, entre otras cosas, tras pingüe soborno, deviene en vista gorda para que empresas del primer mundo sigan sacando diamantes declarando sólo la mitad.
Me falta la certeza de ese pueblo de que las causas que realmente les hicieron coger un AK-47 a sus gentes -la pobreza, la miseria y la corrupción- siguen latentes en Sierra Leona. Que sólo hace falta un cacique como Foday Sankoh que agite a las masas más vulnerables para meter al penúltimo país más pobre del mundo en otra guerra absurda.
Me falta el brutal crecimiento de un radicalizado islam y la construcción de escuelas coránicas que dejan a un lado la ciencia y la literatura en pro de un extremismo aterrador.
Me falta el trabajo de Chema para evitar eso, como se saca escuelas de la manga para alfabetizar a los muchachos sin pedirles en ningún momento que acudan a su iglesia. Recuerdo como nos contó que financió una mezquita sólo para que los musulmanes de Tonko Limba se dieran cuenta de que su escuela no era tan mala.
Me faltan las excelentes notas académicas de Justice, secuestrado por el RUF, y de sus ganas de viajar a Londres para estudiar Medicina.
Me faltan los ojos de Gbessie, 19 años, cuando coge en brazos a su preciosa hija.
Me falta el trabajo como mecánico de Abu, antes General Abu, y como, con sólo 19 años, se compró un taxi a plazos y pudo emplear a uno de sus amigos. Un muchacho que nos hizo de chófer las tres breves semanas que allí pasamos.
Me faltan también las heroicas hermanas clarisas de Lunsar, que tras ser secuestradas y obligadas a caminar por la selva durante horas en la noche, con el acero del Kalashnikov golpeándoles la espalada a cada paso, siguen peleando cada día en esa tierra dura y ardua que es África.
Me falta todo eso y mil cosas más. Pero sobre todo me sobran fragmentos de texto. Declaraciones. Estupideces. Sandeces. Ñoñerías. "¿Sabes que mi profesora de diseño en Miami no sabía qué era eso de los niños soldado?", dice la Tablada. "¿Pero de dónde lo sacas?, me decía. ¡Si es una película!"
Un película, dice... hay que joderse.
5 comentarios:
joder!!
que experiencias!!
No me faltan más palabras para sentir que se me erizaba la piel al leer acerca de los ex niños soldado, de la guerra, de las armas, de la increíble labor de Chema, de la prostitución... Y la ironía e hipocresía de la novia de Bisbal, y el cantante de pacotilla... ¿qué pintaban ahí?, ¿de vacaciones?
Muy bien redactado :) Sirva para abrirle los ojos al mundo.
Al parecer, Bis, Bisbal, tiene un tema en uno de sus discos que se llama Soldados de papel o Soldados del amor o alguna ñoñería por el estilo. Fue a conocer el tema sobre el terreno, está bien eso de escribir primero sin tener ni puta idea y de conocer luego de lo que escribes. En fin, promoción, hombre, promoción, para eso fueron. claro que, si con ello el tema vuielve a la actualidad, pues eso que gana Caballero, no???
gilipollas que no hacen nada por nadie opinando,al menos Bisbal da parte de sus conciertos a esa organizacion y mientras vosotros que? rajando?
Nosotros vamos allí algo más de dos días. Pagando los tres mil euros que nos costaron tres semanas en Sierra Leona de nuestro bolsillo. En vacaciones. Para escribir reportajes y fotografiar la miseria de aquel país. Publicarlo y, de esa manera, denunciarlo y llamar la atención sobre un país que ya no está de moda entre los medios. Eso es lo que hacemos,estúpido, eso es lo que hacemos.
Ivan M. García
Ivan M. García
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