Céline Slanka (París, 1969) acaba de publicar Cómo decirle adiós. Un libro en el que recoge 96 maneras de acabar con tu pareja. Lo leí anoche, del tirón. Bien, fueron 25 o 30 minutos, tampoco hay para tanto. Disfruté como un enano. Tardé poco porque esas cosas suelen ser breves, cuanto más cortas, menso embarazosas, imagino.
Es mi aportación a este día infame y empalagoso. Ahí les dejo unas cuantas perlas:
Mi dulce Judith,
Eres una mujer maravillosa, tengo una familia estupenda, dos niños adorables, una profesión apasionante, una casa hermosa, muchos amigos para invitar... pero resulta que quiero a Sonia.
Christophe
Lorène,
Te dejo. Stop. Y ni siquiera por otra. Stop. ¡Imagínate hasta que punto tengo ganas! Stop.
Jo
Bichito, mío,
Mi canelita en rama, mi pastelito de miel, mi cariñito, mi bomboncito, mi único amorcito, mi pulguita, mi gordito tierno, mi tesorito, mi pelusita, mi nenito, mi preciosidad, mi cosita bella, mi hermosura, mi gatito lindo, mi osito de peluche, mi angelito, ¡mi Pablito lindo!
¡Gisèle! Por todos esos sobrenombres estúpidos que me endosas desde hace años, ¡¡te dejo!!
Adiós, dulce bromuro de mi corazón.
Pablo
Annabelle
Quería escribirte una misiva detallada para enunciarte las diversas razones que me llevan a dejarte. Desgraciadamente, y no olvides cuánto lo lamento, sé que tus capacidades intelectuales no te permitirán jamás comprender los motivos ni los detalles. Es lamentable, sobre todo porque no puedes hacer nada al respecto.
Adiós, Annabelle, pórtate bien.
Jean-Baptiste
Georges,
No sé exactamente por qué te dejo, pero creo que es exactamente lo que necesito.
Marie
Hector,
Como sé por experiencia que lo más doloroso cuando a uno le dejan es no entender bien las razones, no te daré ninguna.
Mathilde
Garance,
Eres más guapa que Annabelle pero mucho menos que Camille. Más inteligente que Julie pero mucho menos que Clémence. Eres más bien elegante pero te falta la clase de Eugénie. Eres más graciosa que Alexandra pero menos espiritual que Élodie. Cocinas mejor que Évelyne pero no haces el amor tan bien como Nelly... Así que toca preguntarse por qué te empeñabas tanto en presentarme a tus amigas.
Lo siento, adiós.
Simon
¡Adiós, Sigmund!
¡No soy tu madre!
Martha
Sophie,
Estoy harto, hasta la coronilla, saturado, no puedo más, me tienes frito, hasta las narices, me sacas de mis casillas, me buscas las cosquillas, me pones de los nervios, me rompes los cojones, me los inflas, me los tocas, no te tolero, me cabreas, me jodes, me puteas, me pones enfermo, me saturas, me das náuseas, asco, me crispas, me agobias, me asfixias, me repugnas, me aburres, me exasperas, me repeles, no te soporto, ni te aguanto, me vuelves loco, me pones neurasténico... ¿Ya está? ¿He a.r.g.u.m.e.n.t.a.d.o lo suficiente?
Jean-Charles
Dorothée,
Como soy más bien sintético:
Adiós.
Frédéric
Fernando,
¡Te dejo el coche en el estado en que has dejado a mi corazón!
Martine
Penélope,
Una tarde nos prometimos amarnos eternamente. Ye empezó la eternidad para mi...
Adiós, me marcho a la conquista de los efímero.
Gaspard
Adiós, Anne -marie, estoy muy afligido por haberla conocido.
Jean-Philippe
Querido Louis,
Encontrarás encima de tu mesa El adiós del samurai, una antología "jiseiku", pequeños poemas japoneses de despedida a la vida (literalmente, "poemas-para-abandonar-este-mundo"). Ojalá puedan transmitirte todo lo que yo no he sabido transmitirte, y esa increíble serenidad que siento ahora mismo, a pesar de las aguas turbulentas y los campos de batalla del hecho de dejarte.
Héloïse
Carole,
Nunca pensé que me iría de tu casa dejándote sólo una notita pero ya ves, soy un cobarde, no tengo cojones, como me dices siempre, así que me resulta imposible decirte en la cara hasta qué punto me los tocas.
Ciao bella, la vida será más dulce sin ti.
Bernard
5 comentarios:
jajaja. esto ha activado mi capacidad creatividad. me han entrado ganas de dejar a alguien con una notita.
feliz san valentin, guapo. y no os enfadéis tanto en el día de hoy. si no te gusta, no le des importancia, no?
un beso
hombre ivan, qué buen libro te leíste pendejo, cada día me sorprendes más. Me encantó, una buena manera de ver que dejar, cambiar, abandonar, sincerarse, finalmente es una decisión de quien quiere ser libre
Las personas no pueden estar solas. Por eso muchas acaban conformándose en una relación sinsentido que acaba en la traición o el abandono.
Comparto la idea de que san valentín no es más que una pantomima consumista...
Pues yo no comparto la idea de que las personas no pueden estar solas. Claro que pueden. Algunas, incluso, lo preferimos.
Ivan M. García
No hay peor soledad que la compartida, a diferencia de si es entre las sábanas...
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