miércoles, 20 de junio de 2012

Al final, más de lo mismo. Balance de un G20 (otro más) vacío.

Al final, como siempre, sólo quedará la foto. Los líderes del G20 hicieron público hace unos instantes su comunicado final. Un extenso documento de más de 80 puntos y 14 páginas, cuatro de las cuales dedicadas a la agricultura y al desarrollo. Un cambio significativo respecto al documento emitido por el Grupo en Cannes, al término de la última cumbre, en el que de 33 páginas, solamente media daba cuenta de estos dos temas.
Sin embargo, más de lo mismo. Un documento repleto de buenos propósitos, enunciados amables y excelentes intenciones pero carente de planes concretos para lograr todo ello y, por lo tanto, carente también de toda voluntad política. Los líderes del G20 siguen sin comprometerse con el desarrollo y la ayuda a los más desfavorecidos.
“Hay muchísimas recomendaciones; pero no hay compromisos”, señala Fernanda López Portillo, responsable de Incidencia de World Vision en México. “Mientras sí se han adoptado objetivos concretos para temas financieros, no hay ninguna referencia a la volatilidad de los precios de los alimentos ni a los subsidios para los agrocombustibles”, agregó.

La ausencia de medidas para garantizar la seguridad alimentaria en los países en vías de desarrollo ha sido el eje por el que ha transcurrido la rueda de prensa ofrecida por ONG presentes en la Cumbre esta mañana. No es para menos cuando se prevé que los precios de los alimentos se dupliquen de aquí a 2030 si no se toman medidas para evitarlo. Hoy, 1.400 millones de personas destinan el 75% de sus ingresos a alimentos. O lo que es lo mismo, 90 centavos de cada dólar empleado en comprar comida. Antes de la crisis de los precios de los productos básicos estas mismas personas empleaban sólo 40 centavos por cada dólar.
“El documento ofrece soluciones y vías de acción para atajar la crisis en Europa, pero hay una carencia notable de información sobre cómo van a hacer frente a la volatilidadde los precios”, apuntó Christina Weller, analista económica de CAFOD (Catholic Overseas Developmen Agency del Reino Unido).
“Se suponía que la seguridad alimentaria iba a ser una prioridad en esta cumbre; pero el G20 ha fallado a la hora de idear un plan para asegurar la alimentación de 1.000 millones de personas que se van a la cama con hambre cada día”, ha señalado Susana Ruiz, portavoz de la Coordinadora española de ONGD, CONGDE.
La FAO, presente
Precisamente hoy, por primera vez en la historia de esta cumbre, el director general de la FAO (la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura), José Graziano da Siva, se dirigía a los líderes del G20. “Cerca de 500 millones de agricultores a pequeña escala constituyen la columna vertebral de la producción alimentaria”, señaló, “careciendo muchas veces de los medios necesarios para mantenerse a sí mismos”.
Silva añadió que “incrementar los apoyos a los pequeños agricultores puede contribuir a que un sector considerado frecuentemente como parte del problema del hambre, se convierta en una solución”.
Sin embargo, el comunicado de los 20 no hace mención a los pequeños agricultores como un elemento central a la seguridad y la productividad alimentarias y tampoco existe un plan para apoyar a los 200 millones de pequeñas fincas agrícolas familiares que existen en los países del G20. Por otro lado, los líderes del Grupo no han tenido en cuenta las múltiples evidencias que insisten en la producción de agrocombustibles como un factor influyente en el alza de los precios de los alimentos y de las llamadas de varios organismos internacionales para abolir los subsidios a la producción y a la comercialización.
Por último y desde un foco general, se ha obviado la erradicación de la pobreza y la financiación para la adaptación al cambio climático de los países en desarrollo, a pesar de las opciones viables a su alcance, incluyendo los impuestos a las emisiones de la industria naviera y el respaldo a un impuesto a las transacciones financieras. Un punto clave en este contexto donde la ayuda a los países más desfavorecidos ha caído en picado durante los últimos años.
“Este fracaso colectivo de la voluntad política es impactante, y será necesario ocuparse de él durante los últimos meses de la Presidencia mexicana del G20. Del mismo modo que los líderes del G20 han actuado para rescatar a los bancos, deben actuar para rescatar a los18 millones de personas que sufren hambre extrema en el Sahel”, señaló Carlos Zarco de Oxfam.
Un punto a favor en Los Cabos ha sido el de los compromisos en materia de fiscalidad, toda vez que los líderes han hecho un llamado a todos los países -incluidos los paraísos fiscales- a adoptar una convención multilateral que los obligue a compartir la información fiscal. Esto podría detener la fuga de cientos de millones de dólares que salen de los países pobres a los paraísos fiscales cada año. La prueba de fuego en lo referente a este compromiso será la implementación de este plan.
Cada año, los países en desarrollo pierden miles de millones de dólares que podrían proporcionar un impulso vital a sus economías y contribuir a reducir la pobreza. A causa del flujo ilícito de capitales, por cada dólar de ayuda al desarrollo que reciben, los países en desarrollo pierden entre siete y diez dólares. Sólo en 2009, estos países perdieron 903.000 millones de dólares en flujos financieros ilícitos. “Este dinero perdido podría contribuir a mejorar los servicios sanitarios y educativos y a proteger a las personas de los graves efectos de la crisis económica, asegurando unas redes de seguridad que ayuden a quienes han perdido su trabajo”, señaló la portavoz de la CONGDE.
Es decir, evitando la fuga de capital en todo el mundo, los países pobres serían menos pobres y, países como el nuestro, no deberían hablar de rescates a la banca y nooptarían por la salida fácil y errónea de recortar en ayuda al desarrollo.

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