domingo, 12 de agosto de 2007

La Costeña

Un autobús de la flota de la compañía La Costeña nos ha llevado hoy desde Cartagena de Indias al Tayrona, una reserva natural donde la Sierra Nevada de Santa Marta se une con el mar Caribe. El vehículo era pequeño, viejo, con asientos a medio atornillar y oscuro. Luz tenue y cortinas corridas. La cabina del conductor estaba separada del espacio para el pasaje por una puerta negra. Al abrirla he escuchado las notas estridentes de un comercial que emitía en ese momento Caracol TV en la tele del vehículo. "Coño, un after", le espeté a Carlos, aún "enguayabado" por la noche de ayer. (No logro entender la inevitable relación entre el funcionamiento de los autobuses y la necesidad de tener prendido durante todo el viaje -que más da si son las cinco de la mañana y al otro lado del cristal llueve- el aire acondicionado. Joder, qué frío).

Días antes comprobé que Medellín sigue radiante. Fajardo, su alcalde, ha hecho (está haciendo) un gran trabajo. Más zonas verdes, más bibliotecas, más urbanismo útil. A nivel nacional, la cosa no anda igual de bien. Once senadores procesados por relaciones con las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), grupo paramilitar de extremísma derecha, el jefe de la policía secreta encarcelado por el mismo motivo, las conversaciones con los elenos no avanzan y las FARC no se bajan del burro. Tampoco lo hace el presidente, Álvaro Uribe, quien jura y vuelve a jurar que él nada tiene que ver con el paramilitarismo y la parapolítica. Qué risa. No obstante, uno pregunta y la gente está contenta con él. "Ahora se puede viajar por carretera en Colombia", dicen algunos. "Son todos la misma porquería, mejor que el presidente esté vinculado a los paracos que a los guerrillos, que son los que nos secuestran", sostienen otros.

Saben que su Gobierno no está limpio. Pocos lo han estado en este país, así que tampoco les extraña. Además, medio siglo sufriendo a las FARC hacen mella. Uribe, eso sí es cierto, es el que más duro le ha dado a la guerrilla, y eso el pueblo lo sabe. Así que prefieren mirar hacia otro lado cada vez que se demuestra el vínculo entre política y paramilitarismo. Pero así tampoco se avanza.

3 comentarios:

PauCar dijo...

Creo que eres de los que el idioma se les pega. ¡Eso de "tener prendido el aire acondicionado" quiero oirlo de tu boca! Te imagino a tí y a Carlos en ese pseudoautobús, con cara de póquer, no? O sin esa cara... Que después del resacón no sale ni la de póquer... Nene, que la jaino ve peligro en esa salida nocturna. Yo también, pero no problem. Sea como sea, mi sofá y mi cama son grandes jaino... Jejee.

PauCar dijo...

Ah.... y no era el aire acondicionado. Es que andabas destemplado, a saber la causa de las tiritonas!

La vida es una tómbola dijo...

colocón, colocón!!