domingo, 19 de octubre de 2008

Citas (literarias) de octubre

La falda subida hasta la cintura, abriendo despacio las piernas con una deliberada mezcla de sumisión e impúdico desafío, mientras él, impecablemente vestido todavía, se arrodillaba ante ella y acercaba la boca, entumecida por el frío de la noche, a la oscura convergencia de aquellos muslos largos y perfectos, en cuyo centro latía cálida, suavísima, deliciosamente húmeda al contacto de sus labios y su lengua, la carne espléndida de la mujer a la que amaba.

Toda la sociedad se asienta sobre estos cuatro pilares, pensó, la ignorancia, la desidia, la injusticia y la insensatez.

Su brillante pelo cobrizo tenía la suavidad del de Lolita, y los rasgos de su delicado rostro lechoso, con labios rosados y pestañas casi platinadas no tenían aire de zorro como los de sus semejantes, la cofradía de las pelirrojas intrarraciales.

Nikon era su único remordimiento.

Dibujé entonces el interior de la serpiente boa a fin de que las personas grandes pudiesen comprender. Siempre necesitan explicaciones.

Por eso sabe, como yo, que cuando el desastre devuelve al hombre al caos del que procede, todo ese civilizado barniz salta en pedazos, y otra vez es lo que era, o lo que siempre ha sido: un riguroso hijo de puta.

Lolita me contó cómo la habían pervertido.

El hombre, recordaba haberle oído decir más de una vez, cree ser el amante de una mujer, cuando en realidad sólo es su testigo.

Un pájaro que da cuerda -dije-. Cada mañana, en la copa de un árbol, le da cuerda al mundo, ric-ric.

Hay pueblos que saben a desdicha.

Nací el 29 de mayo -empezó a explicar Creta Kanoo-. Y en el atardecer del día de mi vigésimo cumpleaños decidí quitarme la vida.

Desde la orilla oscura de su recuerdo, ella lo miraba beber coñac.

Explicar las cosas, una a una, y hacérselas entender a los demás me parecía una pérdida de tiempo y energía, me era más cómodo hacerlo yo solo sin decir nada a nadie.

Soy el diablo, mi querido Álvaro, soy el diablo.

- A veces basta eso. El simple esfuerzo por comprender las cosas. Vislumbrar el extraño criptograma... En cierto modo, una tragedia tranquiliza más que una farsa, ¿no le parece?... También hay analgésicos temporales. Con suerte, dan para ir tirando. Y bien administrados, sirven hasta el final. - ¿Por ejemplo?- La lucidez, el orgullo, la cultura... La risa... No sé. Cosas así.

La había conocido muchos años atrás en una cantina de Michoacán. Morena, alta, flaca y con una casi imperceptible y pequeña cicatriz sobre el pómulo derecho. Bebía cerveza directamente de la botella. Siempre le gustaron las mujeres que bebían cerveza.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

grande haruki...

Anónimo dijo...

tu sí que eres grande, morena!
Ivan