jueves, 10 de septiembre de 2009

Ivancho en el Congo (X): Periodismo empírico


El autorretrato lo tomé en el interior de la mina de oro de Ntondo, en Mubumbano. Transcribo a continuación las notas telegráficas que tomé en el cuaderno de viaje un segundo después de salir al exterior. La cara de circunstancias (pura congoja, les confieso) no es gratuita.

“Nos metemos dentro, apenas cabemos en cuclillas, las paredes del túnel son frías y húmedas. Una capa de barro o lodo las recubre, si rascas saltan piedrecillas, da la sensación de ser muy frágil, de no ser piedra sino barro, un barro que va a desvanecerse de un momento a otro. Evidentemente oscuro, los focos tipo casco no alumbran, huele a humedad, asfixiante, agobiante, caminas a gatas -a gatas o en cuclillas- te cuesta caminar porque tu cuerpo topa con las paredes a cada pequeño paso, te cuesta andar, te atascas. También puedes avanzar arrastrándote al más puro estilo militar, pero hay minas que penetran casi en vertical hacia bajo. 60, 70, 75 metros de profundidad. Sin ningún tipo de pilares, de estructura que sujete la masa de tierra, fango y piedras. Tampoco sin sujeciones al exterior.”

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